
Flamenco Madrid Programación Semanal
Una semana de grandes nombres y mucha alma flamenca en el escenario del Tablao Flamenco 1911.
Hay momentos en nuestro escenario de Tablao Flamenco 1911 que quitan la respiración. Uno de ellos es, sin duda, cuando una bailaora hace volar el Mantón de Manila. Esa cascada de seda y flecos que se convierte en alas, en capote, en un torbellino de color… ¡es pura magia flamenca! Pero ese vuelo no nace de la nada; exige una mezcla de garra y delicadeza que es un arte en sí mismo.
Tenemos el privilegio de contar con una artista que lo domina como pocas: Paula Rodríguez Lázaro. Por eso, nos sentamos a charlar con ella aquí, en la solera de nuestro escenario centenario, para que nos cuente los secretos que se esconden en cada uno de esos vuelos.
Vamos a meternos en harina, Paula. Para los que estamos sentados, vemos una tela preciosa volando. Pero para ti, que lo vives desde dentro, ¿qué es de verdad el mantón? ¿Una extensión de tu cuerpo, un peso que domar, una voz más en tu baile?
«El mantón es un elemento cargado de tradición. Como bailaora, me enriquece, me da seguridad y libertad. Aporta color, carácter y un movimiento muy distinto a mi baile. Es, sin duda, una extensión más de mi cuerpo. Su movimiento debe adaptarse completamente al cuerpo y al baile de la bailaora: a su figura, a su forma, a su energía… A veces debe fluir con dulzura; otras, volar con fuerza o incluso con agresividad. Todo depende de lo que quieras transmitir.»
Claro, porque esa imagen del mantón es tan potente que a veces parece anclada en el pasado. ¿Sigue teniendo cosas que decir hoy? ¿O corre el riesgo de convertirse en un cliché si no se sabe manejar con la verdad del flamenco actual?
«Creo que las bailaoras tenemos mucha conciencia de la importancia del mantón, de que no caiga en el olvido, y de seguir utilizándolo como parte de nuestra tradición y cultura. Es cierto que todavía arrastramos una imagen un poco antigua: la de aquellas mujeres con el mantón colocado sobre los hombros. Aun así, dentro del mundo del baile, el mantón tiene su lugar, su reconocimiento y —sobre todo— se le tiene mucho respeto, porque es uno de los elementos más complejos de manejar.
Por supuesto que tiene mucho que decir hoy en día. Es una imagen profundamente ligada a la tradición y a la cultura, no solo española —ya que el mantón tiene origen oriental—, lo que le añade aún más riqueza. Pero lo más interesante es que en la actualidad se está resignificando su uso: ya no es solo una prenda decorativa para realzar la imagen, sino también un recurso técnico y expresivo que aporta nuevas calidades y posibilidades de movimiento al baile. No son formas ortodoxas, pero sí propuestas muy originales, creativas y totalmente vigentes.»
Aquí en Tablao 1911, con la cercanía del público, ¿se siente diferente bailar con mantón? ¿Permite apreciar mejor los detalles del movimiento, los bordados…?
«El escenario del Tablao 1911 es muy amplio y espacioso, lo que permite moverse con libertad y aprovechar mucho más el espacio. A eso se suma la cercanía con el público, que es muy particular: puedes sentir incluso el aire frío que levanta el mantón al moverse. Hay veces que me arriesgo tanto bailando cerca del borde del escenario que los flecos llegan a rozar las cabezas de los clientes. Es, sin duda, algo muy especial.»
¿Hay palos flamencos en los que disfrutes especialmente sacando el mantón aquí en 1911? ¿Quizás unas Alegrías, una Caña…? ¿Por qué?
«Pues mira, si te soy sincera, yo uso el mantón en casi todos los palos, porque me encanta explorar diferentes formas de entenderlo. Las Alegrías con bata de cola y mantón es lo más típico, claro, pero cuando lo incorporas en una Soleá, por ejemplo, el movimiento y lo que se genera es completamente distinto… y eso me fascina. Últimamente, por Alegrías estoy sacando el abanico más que el mantón, pero si va acompañado de bata de cola, el mantón me encanta. En la Caña lo utilizo mucho, me gusta muchísimo, y últimamente estoy investigando mucho con los Tientos, y también me tiene muy entusiasmada.»
Bailar con mantón requiere una técnica muy específica, ¿verdad? ¿Qué es lo más complicado de dominar para que el mantón «vuele» con esa aparente facilidad?
«Esta pregunta me encanta, porque creo que mucha gente, al verte bailar con el mantón, piensa que todo depende de la fuerza en los brazos y el pecho… y no tiene nada que ver. Yo, por ejemplo, tengo fuerza en las piernas, pero en la parte superior del cuerpo no tanto. Y el mantón no requiere fuerza. De hecho, si ves a una bailaora usando demasiada fuerza para moverlo, seguramente no tiene mucha técnica.
El mantón exige precisión: saber colocar bien la mano y utilizar el movimiento de tu propio cuerpo a favor del mantón. Ahí es donde realmente se logra un vuelo técnico, elegante y bonito. Si se fuerza demasiado, es probable que no se esté manejando de forma adecuada.»
Hemos visto mantones impresionantes. ¿Tienes alguno especial o favorito en tu colección personal? ¿Alguna historia detrás de alguno de ellos?
«Mi mantón favorito es, sin duda, con el que gané el premio al desplante femenino en 2021 en Las Minas. Me costó un dineral, pero me hizo inmensamente feliz y lo tendré en mi armario toda la vida. He vendido muchos, he teñido otros… Recuerdo uno blanco precioso que usé tanto que ya no se podía ni lavar, así que lo teñí de negro y rosa palo. Muchos mantones han pasado por mis manos —algunas alumnas se han quedado con ellos—, pero ese en concreto es muy especial para mí.
Y más allá de lo personal, hay un mantón que todas tenemos en la cabeza cuando hablamos de historia del flamenco: el de Blanca del Rey. Con él hacía su Soleá. Es una auténtica obra de arte, majestuosa, bellísima. Un mantón negro con flecos beige, casi color crudo… Es una pieza icónica y un referente para todos los bailaores.»
Desde el punto de vista del espectador que viene a 1911, ¿en qué detalles del baile con mantón nos recomendarías fijarnos para apreciarlo mejor?
«Creo que el público se sorprendería al saber cuánto pesa realmente un mantón. Muchos dicen: ‘eso tiene que pesar’, pero cuando lo tienen en las manos no se esperan que pese tanto. Por eso, lo primero que recomendaría es que lo disfruten, que observen el movimiento, pero también la dificultad técnica que hay detrás.
Bailar con mantón implica mucho riesgo: se puede enganchar en cualquier parte, y muchas veces en los sitios más inesperados… una horquilla, un pendiente, una flor, un pequeño clavo en el suelo o incluso una madera del techo. Es un elemento que impone mucho y requiere atención y respeto.»
Como artista que forma parte del elenco de este tablao histórico, ¿qué sientes al bailar con un elemento tan tradicional como el mantón en un escenario con tanta solera como el antiguo Villa Rosa?
«Como artista del elenco del Tablao 1911, bailar en este escenario con tanta solera —con mantón o sin él— es un auténtico lujo y también una gran responsabilidad. Por aquí han pasado artistas muy importantes para todos nosotros, y formar parte de esa historia es una enorme ilusión.
Además, el Mantón de Manila luce especialmente en este espacio. Los azulejos, las pinturas… todo el entorno te transporta a otra época, a esos tiempos en los que las mujeres llevaban el mantón con tanta naturalidad y elegancia. Por eso, este escenario es un lugar muy especial para usarlo: realmente brilla.»
Para terminar, ¿qué emoción o sensación buscas transmitir al público de Tablao 1911 cuando bailas con el mantón?
«Cuando bailo con el mantón en el 1911, lo que más deseo es que el público termine adorando el mantón… y también mi baile. Muchas veces, al acabar el espectáculo, me dicen: ‘me ha encantado lo que has hecho con el pañuelo’. Y yo siempre les respondo: ‘se llama mantón’. Porque muchas personas no conocen la tradición y la historia que hay detrás.
Desde el respeto al público, a la danza y al arte, intento transmitir ese amor y esa emoción que te puede provocar ver a una bailaora moviendo un mantón con toda la carga cultural que representa. Es un gesto que viene de lejos, y tiene alma.»
No te pierdas la magia del mantón de Manila con Paula Rodríguez Lázaro en Tablao Flamenco 1911.
Reserva tus entradas aquí y vive una noche llena de emoción y arte. ¡Te esperamos!