Flamenco Madrid Programación Semanal
Programación sujeta a cambios. Es posible comprar entradas futuras aunque la programación artística para algunos meses aún no esté publicada....
Estamos con Iván Lucas, apreciando su representación de la escena flamenca en una obra de arte. El toledano, que estuvo viviendo 9 años en diferentes lugares de Asia, nos cuenta cómo descubrió el flamenco y su conexión con el arte.
El otro día estuve viendo a Rocío Molina, que me fascina, hablando de la inspiración, yo estaba sentado en la butaca y a mí me costaba no ponerme a bailar. Para mí el proceso de pintar, es vaciarme primero.
Para prepararme para una pintura no me pongo a calentar los dedos, me siento a meditar, es un proceso de vaciar, de vaciarme, luego de abrirme y llenarme. Entonces para mí no es un esfuerzo, no puedo evitar inspirarme de todo lo que hay alrededor, en general. Pero en particular la intensidad, la pasión y esa diversidad de expresión del flamenco, es lo que no puedo evitar que me atraviese.
Estuve viviendo lo últimos tres años en la jungla, en la India y luego 9 por diferentes partes de Asia. Es allí donde descubrí el flamenco. Tenía un estudio de yoga en donde pintaba, y allí llegó uno de los organizadores del festival del Cante de las Minas. Llevaron el festival, por un aniversario, y trajeron artistas españoles junto a artistas gitanos de la India. En ese contexto, me invitaron a pintar, y eso fue un regalo que para mí, me transformó la vida.
El flamenco siempre había sido música de gente que sufre mucho y yo no tenía ese interés, pero cuando fui capaz de presenciar aquel espectáculo increíble, además de inspirador, al segundo descubrí esa comunicación que hay entre la guitarra, la danza, la música y las palmas. Ahí mismo empecé a sentir esa comunicación en mi mano, me sentía parte del cuadro flamenco pero pintor.Esto mismo había sido en el año 2013, donde tuve mi primer contacto con el flamenco y un sueño, ser parte de un cuadro flamenco como pintor.
Cinco años después escribí y codirigí mi espectáculo flamenco donde hacía las visuales en vivo, esa conexión que había sentido tan profunda anteriormente, la pude seguir sintiendo viva.
Ha sido un poco duro volver a la ciudad, luego del Covid. Yo estaba buscando la manera de salir corriendo, pero hubo un momento en el que viví una transformación y me pregunté: Qué es lo que hay aquí que no hay en ningún otro lugar, y fue ahí donde volví a reconectar con el flamenco. De ahí a esta colección de pinturas de flamenco que estoy haciendo.
Hay una película que me encanta: Latcho Drom: Que tengáis un buen viaje – La terapia del arte (Película documental del argelino Tony Gatlif). Es un documental en el que no hay ningún tipo de relato, no hay palabras, simplemente música y danza. Comienza en el Rajastán, luego por oriente medio, pasa por el sur de Europa y el norte de África para terminar en Badajoz.
Se nota la evolución tan suave, de cómo lo cuenta sin notarse un salto, un viaje muy bonito. Cuando volví a España, aterricé en Badajoz, donde termina la película, y fue allí donde tuve mi primera colaboración con un espectáculo de flamenco. Descubrí que la escena que tanto me encantaba era de ahí mismo y fue como encarnar en la película.
En aquellas tierras, hay mucha intensidad, los olores, los colores, los sabores, los sonidos, la gente. Aquí lo que siento en contraste es que en occidente, tenemos esa falsa ilusión de que tenemos todo bajo control, con nuestros seguros de salud, con nuestras construcciones de hormigón y acero, con una planificación, unas ideas, una falsa ilusión de que tenemos todo bajo control. Pero allí son conscientes de que no, allí cada día es una aventura. Y creo que eso es lo que les invita a realmente apreciar cada momento.
En particular después del Covid, hubo momentos que había oleadas de gente muriendo en el barrio y a la siguiente semana la vida continuaba. No había como un quedarte anclado en eso, la vida continúa.
Vine a visitarlo cuando estaba vacío y tenía mucha curiosidad de sentir la energía cuando estaba en acción. Ha sido muy bonito ver ese contraste de llegar, ver la gente entrar y verlo bullir como marco inspirador. La paleta de colores que tienen por aquí va muy acorde con la que yo tengo, esa paleta de colores primarios y secundarios, intensos, muy bonito poder ver eso.
Por lo tanto, yo hago esto mismo, lo que me nazca. Creo que una de las cosas que caracteriza lo que yo hago, es que yo no solo pinto lo que veo, me encanta repasar todos los artistas en la historia que han estado documentando y lustrando el flamenco.
Para mí, transmitir lo que siento a través de todos mis sentidos, es como bailar con colores. Pintar es mi principal disciplina, hay muchos momentos en que ni siquiera miro el lienzo, en los que siento lo que está ocurriendo y lo transfiero de esa manera.