
El Yiyo: La Nueva Leyenda del Flamenco
El escenario recibe a un fenómeno del flamenco: El Yiyo.
Imagina Madrid, 1911. La ciudad bulle, los cafés cantantes viven sus últimos días de gloria, y un cantaor jerezano, ya una leyenda respetada, tiene un sueño. No uno cualquiera. Un sueño de elegancia, de arte puro, de un lugar donde el flamenco se vista de gala. Ese hombre era Don Antonio Chacón, el «Papa del Cante», y su sueño se materializó en la Plaza Santa Ana, dando vida al mítico Villa Rosa, ¡el mismo espacio que hoy es nuestro querido Tablao Flamenco 1911!
Sí, la historia de nuestro tablao empieza con él, con un maestro del cante que quiso crear un templo para su arte. ¡Una historia que merece ser contada!
Antes de ser el alma del Villa Rosa, Antonio Chacón ya era una estrella. Venido de Jerez, conquistó Madrid con una voz que era pura seda y una sabiduría flamenca enciclopédica. No tenía la voz rota de otros cantaores gitanos, pero tenía una afinación perfecta, un gusto exquisito y una forma de decir los cantes, especialmente las malagueñas (¡dicen que él las inventó casi!) y los cantes de Levante, que dejaba a todos sin palabras. Era la elegancia hecha cante.
Cansado quizás del jaleo de los cafés cantantes, o buscando un espacio más digno para el arte que tanto amaba, Chacón decidió liarse la manta a la cabeza. Quería un «colmao» diferente, un sitio selecto, con clase, donde el flamenco se pudiera escuchar con respeto. Y así, en 1911, abrió las puertas del Villa Rosa.
¡Imaginen el revuelo! El cantaor más famoso del momento abriendo su propio local. Se convirtió al instante en el punto de encuentro de la flor y nata de Madrid: artistas, intelectuales, toreros, aristócratas… todos querían ver y ser vistos en el local de Don Antonio. Él mismo actuaba, claro, pero sobre todo, se encargó de traer a lo mejor de lo mejor del cante, el baile y el toque. ¡Puso el listón altísimo desde el primer día!
Esa idea fundacional de Chacón –la búsqueda de la excelencia artística, el respeto por el flamenco y la creación de un ambiente especial– es el ADN de este lugar. Es la herencia que recogemos hoy en Tablao Flamenco 1911.
Aunque han pasado más de cien años, muchas noches, cuando el silencio se hace en la sala y suena un cante jondo o una guitarra llora por soleá, casi puedes sentir la presencia de Don Antonio, el maestro que soñó este rincón mágico.
Recordar a Chacón no es solo recordar a un cantaor legendario. Para nosotros, es honrar al visionario que dio vida a estas cuatro paredes, al que puso la primera piedra de más de un siglo de historia flamenca ininterrumpida en el corazón de Madrid. Su legado es doble: su arte inmortal y este tablao que sigue vibrando con pasión.
La próxima vez que nos visites, tómate un segundo. Mira a tu alrededor, siente la solera del lugar y recuerda que estás donde un día Don Antonio Chacón decidió crear un templo para el flamenco. Es una experiencia que va más allá del espectáculo.
Sé parte de la leyenda. Reserva tu noche en el tablao fundado por Chacón.
¡Ven a sentir la historia y el arte en Tablao Flamenco 1911!