
Vuelve Paula Rodríguez a 1911
Paula Rodríguez, pura pasión, fuerza y elegancia!
Antes de de nada tienes que saber una cosa, el flamenco no se aprende en los libros, hay que vivirlo, no te voy a preguntar si vas a venir al Tablao Flamenco 1911 porque sabemos que lo vas a hacer (o deberías).
Por eso te regalamos este diccionario, porque sabemos que ayuda saber que está pasando cuando estás sintiendo ese escalofrío. Así que te cuento algunas palabras clave, para que no te pierdas y lo disfrutes más cuando vengas a vernos.
Esto no es una enciclopedia, esto es solo para entendernos tú y yo.
Cante: Pues eso, cantar. Pero en flamenco es… otra cosa. Es la voz rajando el aire. Puede ser jondo (lo que duele, lo profundo, lo serio) o chico (la fiesta, el cachondeo, el amor más ligero). Y luego hay cosas por medio. Cada palo (luego te digo qué es eso) tiene su qué.
Cantaor/a: El que (o la que) tiene los güevos (¡o el corazón!) de ponerse ahí a desnudar el alma con la voz. Cada uno tiene su «metal», su sonido propio. Unos te acarician, otros te arañan por dentro.
Cante Jondo: Uf. Esto es lo serio. El que habla de penas gordas, de la muerte, de la vida sin filtros. Es el flamenco más antiguo, el que pesa.
Cante Chico: La otra cara. Alegrías, bulerías, tangos… pa’ bailar, pa’ reír, pa’ quitarse las penas un rato. Más ritmo, más vidilla.
Afillá (Voz): ¿Sabes esa voz que no es bonita, pero que te llega hasta el tuétano? Ronca, como con arena. ¡Eso es! Pura raza.
Jipío / Quejío: El ¡Ay! desgarrado que se escapa. El lamento puro, sin palabras. Si no sientes un pellizco ahí… malo.
Temple: Ese momentito antes de arrancar. El cantaor cierra los ojos, busca el tono, prueba la voz… Se hace un silencio que corta. Pura tensión.
Letra: Las coplillas que se cantan. A veces son de siglos, otras se las inventan. Cortitas, pero dicen mucho.
Remate: El finalazo. Cuando le meten más caña para cerrar la letra o el cante. ¡Pum! Aquí acaba esto.
Baile: Cuando el cuerpo se pone a hablar en flamenco. Puede ser elegante, salvaje, triste, alegre… lo que toque.
Bailaor/a: Quien lo baila, ¡claro!
Zapateado: ¡El lío que montan con los pies! Ritmo puro a base de taconeo y golpes. Puede ser suave o una metralleta.
Braceo: El baile de los brazos y las manos. Parece fácil, ¡pero qué arte tienen algunos! Acompañan, dibujan en el aire…
Desplante: Un parón en seco, plantándose con chulería (con arte, ¿eh?). Como diciendo «aquí estoy yo». Pa’ marcar el final de algo o un cambio.
Llamada: Un toque, un gesto, un golpe fuerte… pa’ avisar a los músicos: «¡Ojo, que voy a cambiar!» o «¡Entra tú ahora!».
Salida: Cómo empieza el baile. La forma de entrar al escenario ya te dice mucho del palo y del bailaor/a.
Marcaje: Ir llevando el ritmo con pasitos más suaves, como «paseando» el compás antes de meterse en faena.
Vueltas: ¡Giros! Rápidos, lentos, de mil tipos. Dan espectáculo.
Figura: La pose final de un movimiento. Como una foto fija llena de intención.
Toque: Tocar la guitarra flamenca. Pero no es solo acompañar, ¡es mucho más!
Guitarrista (o Tocaor): El de la «sonanta» (la guitarra). Arropa al cante, le da el compás al baile, a veces se marca unos solos que flipas.
Falseta: Ese trocito melódico que toca la guitarra sola, entre cante y cante, o mientras el bailaor toma aire. Pa’ lucirse.
Rasgueado: Cuando barre las cuerdas con los dedos. El soniquete típico de la guitarra flamenca, ¡dale que te pego!
Trémolo: Una técnica que suena como si una nota temblara y no acabara nunca. Muy bonito.
Picado: Tocar notas muy rápidas y limpias, una detrás de otra. Velocidad pura.
Arpegio: Tocar las notas de un acorde como si las desgranaras, una a una.
Cajón: Ese cajón de madera donde se sientan encima pa’ tocarlo. Se metió hace unas décadas y ya es casi fijo. Le da un ritmillo genial.
Compás: ¡La madre del cordero! El ritmo base de cada palo. Puede ser de 2, 3, 4 tiempos… o el lío de los 12 tiempos (soleá, alegrías…). Es la ley. Si te sales, ¡se nota!
Contratiempo: Ir acentuando donde no toca, jugando con el ritmo. Le da ese puntito sabrosón.
Silencio: ¡Ojo! Tan importante como el sonido. El flamenco necesita respirar. Esas pausas tienen tela.
Palmas: ¡Fundamentales! Acompañan, marcan el ritmo, dan calor. Sin palmas, el flamenco se queda cojo.
Palmas sordas: Más suaves, ahuecando las manos. Pa’ no molestar al cante en los momentos delicados.
Palmas abiertas (o claras): Sonido seco, fuerte. ¡Pa’ animar la fiesta!
Jaleo: Los gritos que se oyen: «¡Olé!», «¡Vamos allá!», «¡Así se baila!», «¡Agua!». Es la gente (o los propios artistas) animando, metiéndose en la faena.
Duende: Ay… esto es difícil de explicar. Es cuando pasa algo mágico, inexplicable. Un escalofrío, la piel de gallina… El arte en estado puro. No se busca, ¡aparece! (O no).
Aire: El estilo propio, el «sabor» que tiene cada artista al moverse, al cantar, al tocar. Su personalidad hecha flamenco.
Compás interior: Llevar el ritmo dentro. Hay gente que nace con eso, que no se pierde ni queriendo.
Tablao: El sitio mítico. Pequeño, íntimo. Ves a los artistas a dos palmos, sientes el suelo vibrar… La experiencia más auténtica, para mí.
Cuadro flamenco: El grupito que actúa: cante, baile, toque (guitarra), y a veces palmas y cajón. La «banda».
Improvisación: Mucho de lo que pasa ahí es del momento. Se miran, se entienden… y ¡p’alante! Por eso cada noche es diferente.
Ensayo: Que haya improvisación no significa que no ensayen, ¿eh? Las bases, las señales… eso se trabaja.
Actuación en vivo: ¡Hay que vivirlo! Olvídate de vídeos. El directo es otra historia.
Silencio flamenco: Ese momento justo antes de algo gordo (un remate, un quejío…). Todo el mundo calla, se masca la tensión. ¡Brutal!
Palo: Los «tipos» de flamenco. Cada uno tiene su música, su ritmo, su rollo: Alegrías (más festeras), Soleá (más seria), Seguiriyas (puro dolor), Bulerías (el lío padre, pa’ acabar la fiesta)… Hay un montón.
Estilo: Dentro de cada palo, hay variantes. Como «versiones» de una zona (Cádiz, Jerez, Triana…) o de algún cantaor famoso.
Letra tradicional: Esas coplas que cantan que parecen de nadie y de todos. Pura sabiduría popular.
Ay: ¡No es solo un suspiro! Es un lamento que se canta, se estira, se rompe… Una palabra que es puro flamenco.
Macho: Una estrofilla corta y con fuerza que a veces meten al final de algunos cantes.
Eco: Cuando el cantaor juega repitiendo el final de una frase o un sonido.
Ya tienes unas cuantas pistas para meterte en este mundo. Pero lo dicho: esto no se entiende del todo hasta que no te pega el pellizco en directo. Así que, si puedes vente a vivirlo con nosotros a Tablao Flamenco 1911.