
Flamenco Madrid Programación Semanal
Esta semana, el flamenco se vive con fuerza, elegancia y alma gaditana en el escenario de Tablao 1911.
Imagina sentir un latido que te envuelve, una vibración que te recorre y te transporta. Eso es el flamenco puro, y su magia reside en gran parte en su corazón rítmico: el compás flamenco.
Si ya exploraste con nosotros los diferentes Palos Flamencos, ahora damos un paso más hacia el motor que impulsa cada quejío, zapateado y rasgueo: el ritmo.
Olvídate de la herramienta de dibujo; cuando en flamenco hablamos de «compás», nos referimos al alma rítmica, la estructura invisible de este arte. Aunque su fama de complejo asusta, descubrir sus secretos te permitirá sentir el flamenco de una manera mucho más intensa. ¿Listo para sentir su latido?
A diferencia de un compás musical estándar, el compás flamenco es un ciclo rítmico con vida propia. Es una secuencia de tiempos que se repite, pero la clave está en los acentos: golpes con más énfasis que dan a cada palo su «aire» o «soniquete» particular.
Esta base rítmica es el lenguaje común entre cantaor, bailaor y guitarrista, una estructura compartida que permite la expresión personal sobre una base sólida. Nacida de la mezcla de tradiciones andaluzas y otras influencias, esta riqueza rítmica es admirada mundialmente por su fascinante complejidad y poder emocional.
Para navegar esta diversidad, agrupamos los palos por su base rítmica. ¡Conozcamos las familias principales!
Este es el compás flamenco más emblemático. Un ciclo de doce tiempos que se transforma según el palo, gracias a la distribución de sus acentos (una forma común es: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12). Aunque a veces se explica como mezcla (amalgama) de compases de 3/4 y 6/8, lo esencial es sentir su fluir. Es la cuna de palos fundamentales:
Soleá: La «madre» de muchos cantes. Su compás de 12 es lento, solemne, pesado, cargado de profundidad.
Alegrías y Cantiñas: También en 12, pero con tempo vivo y carácter alegre y brillante, típico de Cádiz.
Bulerías: ¡La fiesta hecha compás! Usa el ciclo de 12 pero a menudo se siente diferente (a veces empezando en el 12). Es rápido, flexible, lleno de síncopas, invitando al jaleo. Entender el compás de bulería es clave para el fin de fiesta flamenco.
Otros en 12: La Soleá por Bulerías (puente entre solemnidad y fiesta) o la Guajira (con su vaivén particular).
Más directo (contando 1-2-3-4 o 1-2-3-4), este compás tiene una cadencia muy flamenca. Es la base de palos como:
Tangos Flamencos: Nada que ver con el argentino. Son sensuales, cadenciosos, con un ritmo pegadizo ideal para iniciarse. El ritmo de tangos flamencos es esencial.
Tientos: Más lentos y pausados que los Tangos, a menudo más introspectivos.
Rumba Flamenca: Muy popular y buscada. Mantiene la base de 4 tiempos pero con aire más ligero y el característico «ventilador» de guitarra.
Otros en 4: Tarantos (con aire minero), Garrotín y Farruca (festeros).
Este compás ternario (1-2-3, 1-2-3…) recuerda al vals, pero con sabor flamenco. Es el pulso de:
Fandangos: Familia enorme y antigua, con variantes locales (Huelva) y personales. El compás de fandango es la base de muchos estilos.
Sevillanas: Primas hermanas del flamenco, con estructura fija y ritmo de 3 tiempos muy marcado. El compás de sevillanas suena en todas las ferias.
Abandolaos: Derivados del fandango (Verdiales, Rondeñas…) con ritmo de 3 muy marcado.
Algunos palos tienen estructuras tan particulares que merecen mención aparte:
Seguiriya: El drama hecho ritmo. Compleja mezcla que los flamencos suelen sentir y contar en 5 tiempos (1 y 2 y 3 y-a 4 y-a 5 y…). Destaca su peso, solemnidad y tempo pausado que «tira hacia atrás».
Tanguiillo: El ritmo de Cádiz, carnavalero y pícaro. Flexible, combina sensaciones de 4/4 y 6/8 (polirritmia), con contratiempos que le dan un aire juguetón y bailable.
Tan importante como entender los ciclos es escuchar cómo se marcan. Aquí entran las palmas, instrumento fundamental y alma rítmica flamenca.
El compás flamenco con palmas es guía, percusión y jaleo (ánimo). Los palmeros usan:
Palmas sordas: Suaves, ahuecadas, para momentos íntimos.
Palmas claras o fuertes: Sonoras, secas, para marcar acentos o acompañar el baile.
Junto al cajón, las palmas construyen la arquitectura rítmica del arte.
No todo en el flamenco sigue un reloj. Existen palos libres (Malagueña, Granaína, Taranta de cante), donde el cantaor se expresa sin compás riguroso, aunque la guitarra evoque su origen rítmico.
Esto conecta con el «compás interno»: un concepto más profundo que la métrica. Es el sentido innato del tiempo y la musicalidad, saber cuándo entrar, callar, frasear sobre el ritmo, jugar con él sin perderse. Grandes maestros poseían esta sabiduría musical que emociona desde el ajuste temporal perfecto.
La teoría ayuda, pero el compás se aprende sintiéndolo. Algunas pistas:
Escucha la Base: Identifica el pulso constante (guitarra, palmas, cajón).
Sigue el Pulso: Márcalo suavemente con el pie o la mano.
Busca Acentos: ¿Notas golpes más fuertes que se repiten?
Observa a los Artistas: Fíjate cómo viven el ritmo con su cuerpo.
¡Relájate y Siente! No te obsesiones con contar al principio, deja que el ritmo te llegue.
Leer sobre el compás flamenco abre la mente, pero nada se compara con sentir su vibración en directo. En Tablao Flamenco 1911, en pleno corazón de Madrid, te ofrecemos una inmersión en el alma rítmica de este arte.
Nuestros artistas te guiarán en un viaje emocional por los diferentes compases: sentirás la profundidad de la Soleá, la chispa de las Alegrías, el torbellino de las Bulerías o la cadencia de los Tangos.
La cercanía única de nuestro tablao te permite sentir cada acento, cada silencio, cada juego rítmico. Es la experiencia auténtica del flamenco, donde el compás cobra vida.
¿Quieres sentir el corazón del flamenco latiendo en vivo?